Hoy en día, son muy pocos los sectores de la sociedad que siguen desenvolviéndose de acuerdo a la idea de la “Justicia Social”, basada en la realización del yo en el nosotros. Entre ellos se encuentran el Movimiento Obrero Organizado y la Iglesia Católica, que podrían considerarse las únicas organizaciones libres del pueblo que sostienen estos pilares esenciales para la Sociedad.
Vivimos en una comunidad gobernada por la cultura del descarte. En numerosas oportunidades, el Papa Francisco ha expresado que estamos en presencia de un mundo que excluye a todos aquellos que no están en capacidad de producir según los términos que el liberalismo económico exagerado ha instaurado. Esta situación no solo afecta a los ancianos, sino también a los niños y jóvenes que son sometidos a trabajo forzado en condiciones de extrema precariedad.
La pérdida de mística y doctrina dentro del peronismo ha resultado en una reciente derrota electoral. El debate interno no resuelto llevó a presentar candidatos que no representaban al verdadero militante peronista, causando desconcierto al apoyar una boleta del PJ que incluía más “aliados” que propios. Esta situación nos obliga a reflexionar sobre los motivos que llevaron a muchos compañeros y compañeras a alejarse del movimiento y a participar desde otros espacios del campo nacional y popular, afectando significativamente nuestro desempeño en las urnas.
Algunos de estos motivos son:
Desconexión con las Bases: La decisión de muchos militantes de alejarse del peronismo revela una desconexión con las bases del movimiento. Hemos descuidado la escucha activa de las demandas y preocupaciones de aquellos que se sintieron desplazados o ignorados dentro del movimiento. Esta falta de conexión ha debilitado la cohesión interna y nos ha dejado vulnerables en el terreno electoral.
Pérdida de Valores Fundamentales: Es posible que hayamos perdido de vista nuestros valores fundamentales y permitido que intereses personales o sectoriales primen sobre el bien común. El peronismo siempre se ha caracterizado por su doctrina política, económica y social, basada en el Justicialismo. Al alejarnos de estos principios, hemos generado un sentimiento de desilusión y desencanto entre nuestros militantes más comprometidos.
Necesidad de Diálogo y Consenso: Es fundamental abrir un espacio de diálogo franco y constructivo, donde todas las voces sean escuchadas y se puedan expresar libremente. Debemos trabajar en la construcción de consensos y en la búsqueda de soluciones que reflejen los intereses y aspiraciones de la amplia base peronista. Solo así podremos reconstruir los lazos perdidos con nuestros orígenes doctrinarios y fortalecer la unidad del movimiento.
Algunos podrían considerar que la autocrítica debilita al movimiento y expone nuestras divisiones, pero creemos que nos fortalece y muestra madurez política, siendo un paso necesario para superar nuestras diferencias internas. Reconocer nuestros errores es esencial para fortalecer al peronismo como movimiento político y seguir siendo una fuerza transformadora en la Argentina. Debemos recuperar el orgullo de ser peronistas, abrazar y actualizar nuestra doctrina, salir a enamorar a las nuevas generaciones de jóvenes del peronismo, sin rencores, sin odio y con mucha esperanza. Como señalaba Perón, “Un movimiento sin doctrina es un cuerpo sin alma.” Volvamos a nuestras raíces, escuchemos a nuestros militantes y reconstruyamos un peronismo unido y fuerte, capaz de enfrentar los desafíos del presente.
Por Rodolfo Cerdán, Militante Peronista y Dirigente Sindical y María Victoria Cerdán, Abogada y Militante Peronista