Por Javier Martínez, intendente de Margarita Belén, abogado y máster en Gobierno y Economía Política. Mesa directiva del Foro de Intendentes del PJ.
Está claro que múltiples factores han incidido para que Javier Milei haya sido electo presidente, pero no tengo dudas de que uno de los principales fue la situación económica de alta inflación que el anterior gobierno no pudo controlar y que aquejaba a la gran mayoría de los argentinos.
Milei irrumpió en la política nacional jactándose de tener la solución y la receta para bajar la inflación y traer alivio a las familias argentinas. Pero ese Milei que recorría los canales de televisión con teorías mágicas, y que generó ilusión en tantos argentinos, fue mutando –luego de ser electo y una vez asumido– hacia un Milei que termina pidiendo treinta y cinco años para “ver resultados” de lo que había prometido.
En la República Argentina los mandatos constitucionales de presidente, gobernadores, intendentes y legisladores en general son de cuatro años de duración, con posibilidades de reelección en algunos casos por una sola vez y en otros indefinidamente. Ello a fin de que el pueblo pueda evaluar transcurrido ese tiempo y plebiscitar la gestión de gobierno para la reelección o no de tal candidato o proyecto político. Es decir, el legislador en este caso los constituyentes consideraron que cuatro años de gobierno eran suficientes para que el pueblo juzgue una gestión y vuelva a elegir conforme un sistema democrático de elección y representación popular.
En dicho contexto pareciera que 35 años constituye una burla a todo el sistema democrático argentino y en consecuencia al pueblo que, por un lado no puede esperar 35 años para ver resultados, y por otro lado estamos hablando de que deberían pasar ocho mandatos constitucionales para ver si lo que Milei promete se cumple, o no.
Ahora bien, analicemos algunas de las medidas de este gobierno, transcurrido el primer mes, y el impacto en el bolsillo de los trabajadores y la clase media en general.
INFLACIÓN
Según datos oficiales publicados por el Indec, la misma fue de 25.50% en promedio, originada principalmente por la fuerte devaluación del cambio oficial impulsada por el ministro de Economía, Luis Caputo, la que fue más del 50% y tuvo su impacto inevitablemente en precios. La inflación de diciembre es la más alta desde la hiperinflación de 1990 y está en el top 10 de las más altas de la historia, originada como ya dijimos anteriormente en el salto cambiario y la desregulación de precios.
Desmenuzando los números publicados, los rubros que más aumentos sufrieron fueron bienes y servicios varios (32,70%), le siguieron gastos en salud (32,60%) impulsada por la variación en medicamentos y medicina prepaga y transporte (31,70%) a causa de los incrementos en combustibles.
Los alimentos subieron en promedio (29,70%) destacándose principalmente el aumento de precios en carnes y pan y cereales.
MEDICAMENTOS Y SALUD
Tras el fin de los acuerdos de precios, los medicamentos aumentaros en promedio un 85% (superando incluso algunos el 130% de incremento) producto de la devaluación. La situación se torna aún más preocupante por el hecho de que el aumento se dio en mayor escala en aquellos medicamentos de uso más común como antibióticos, los utilizados para tratar problemas de hipertensión arterial, analgésicos, entre otros.
Como si esto fuera poco, el Gobierno nacional interrumpió el pago a prestadores del programa Incluir Salud, cuyos beneficiarios son personas con discapacidad que perciben pensiones no contributivas. Es decir, población que no tienen ningún tipo de cobertura médica y necesita del Estado para poder llevar adelante sus tratamientos.
Por último, no se observa hasta el momento un horizonte en cuanto a política sanitara, referida a medidas de prevención y campañas gratuitas de vacunación contra el dengue, principalmente en las zonas del norte argentino y nuestra provincia en particular que padece este flagelo.
COMBUSTIBLE
Otro tema preocupante es el costo de combustible. Con la liberación de las tarifas, se experimentaron incrementos del 30% y 37% durante diciembre de 2023, y del 27 % durante los primeros días de enero. Estos incrementos –teniendo en cuenta que el combustible es el insumo básico del transporte y la logística de alimentos–, se traducirá en un inminente aumento en el costo de los bienes y servicios de manera directa.
GAS
Otro golpe certero a la economía de los trabajadores fue que durante los primeros días de enero, la garrafa de gas de 10 kilogramos tuvo un explosivo aumento, pasando de $ 4.000 hasta 10.000 o 12 mil pesos.
QUITA DE SUBSIDIOS A LA ENERGÍA Y TRANSPORTE
Según lo expresado por los medios oficiales, con las facturas de los meses de marzo y abril, se empezará a observar la quita de subsidios a los servicios de energía eléctrica, agua y transporte público y su consiguiente aumento de tarifas.
IMPORTACIONES
De llevarse a cabo una apertura indiscriminada de las importaciones, tal lo mencionado por el presidente y su equipo económico en reiteradas oportunidades, esto nos lleva a recordar lo sucedido durante los años 90. Con esa memoria histórica, si se cumple con esta medida habría un “genocidio industrial” que tendría como consecuencia una “explosión de desocupación”.
En fin, estas son solo algunas de las medidas implementadas por el gobierno de Milei en su primer mes de mandato, y que están generando ya un daño terrible e irreversible en la economía y la vida de la mayoría de las familias argentinas.
No creo que los electores de Milei estén dispuestos a esperar 35 años para ver resultados, no creo que el pueblo argentino haya elegido a Milei para tener que padecer tamaña afectación en sus economías, salud, empleos, etc. Es que la famosa motosierra y la frase de que “el ajuste lo va a pagar la casta o la clase política” fue evidentemente solo un atractivo eslogan de campaña, y pasadas las elecciones quedo más que evidenciado que el ajuste lo están pagando los más vulnerables y la clase media trabajadora. Por ello concluyo que el fenómeno Milei fue una verdadera estafa electoral para todos los argentinos.