Raúl Bittel, parlamentario del Mercosur – La reciente victoria de Yamandú Orsi y Carolina Cosse al frente del Frente Amplio en Uruguay no solo representa el regreso de una coalición que marcó una época de transformación en el país, sino que también ofrece una oportunidad invaluable para reflexionar sobre los valores democráticos y el papel de las instituciones en América Latina. Como parlamentario y miembro de la misión de observación electoral del Observatorio de la Democracia del PARLASUR (ODPM), tuve el privilegio de presenciar de cerca un proceso electoral ejemplar, que no solo destacó por su transparencia, sino también por su profundo respeto institucional y diálogo entre actores políticos.
La misión de observación fue una experiencia enriquecedora y reveladora. A lo largo de nuestra estancia, dialogamos tanto con las fórmulas del Frente Amplio como del Partido Nacional, lo que permitió entender las dinámicas de un proceso que combina tradición democrática, madurez política y un compromiso cívico admirable. En los encuentros con autoridades de la Corte Electoral y en la capacitación sobre el sistema electoral uruguayo, quedó claro que Uruguay sigue siendo un modelo de estabilidad democrática en la región, un ejemplo de cómo las instituciones pueden ser pilares de la paz social y el progreso.
El día de las elecciones, visitamos centros de votación en Montevideo y Canelones, en barrios diversos como Punta Carretas y Malvín Norte, donde observamos un clima de respeto y una participación ciudadana masiva que reafirmó la confianza en el sistema democrático. Al cierre de las mesas, el escrutinio se desarrolló con una transparencia que pocas veces se ve en procesos electorales.
Este nivel de civismo y organización es una lección para la región, especialmente en un contexto en el que la democracia enfrenta desafíos importantes en países como Argentina.
La victoria del Frente Amplio tiene implicancias que trascienden las fronteras uruguayas. En términos regionales, marca un impulso renovador para el progresismo en el MERCOSUR y refuerza la necesidad de retomar el camino de la integración regional y la justicia social. Mientras el liderazgo de Yamandú Orsi propone una agenda de diálogo y unidad, en Argentina enfrentamos una etapa de incertidumbre bajo el gobierno de Javier Milei, cuyas propuestas de corte ultraliberal contrastan con los valores de inclusión y cohesión que promueve el bloque regional.
Uruguay nos enseña que la fortaleza de una democracia no radica solo en ganar elecciones, sino en gobernar con instituciones sólidas, en promover el diálogo entre sectores diversos y en mantener un compromiso genuino con la ciudadanía.
Este ejemplo no puede pasar desapercibido. Desde mi rol en el PARLASUR, reafirmo la importancia de aprender de este modelo, adaptándolo a nuestras realidades y desafíos.
La integración regional y el fortalecimiento de la Patria Grande son objetivos que deben guiar nuestras acciones. La misión de observación electoral fue un recordatorio del poder transformador de la democracia cuando se ejerce con respeto, inclusión y compromiso.
Que el ejemplo de Uruguay inspire a toda América Latina a construir un futuro de paz, justicia social y progreso compartido.